Figura 1: “Colombia una nación a pesar de sí misma” de David Bushnell. Imagen tomada de: [1]
Capítulo 11 - "La última etapa: Contrariando pronósticos (de 1978 en adelante)"
En esta última entrada del blog se realiza un resumen y una reflexión del Capítulo 11 y del epílogo del Libro que se muestra en la Figura 1. La entrada está dividida en tres secciones: Resumen del capítulo 11, resumen del epílogo y reflexión personal de estas lecturas.
1) Resumen del Capítulo 11
La época posterior al Frente Nacional era más de lo mismo: Violencia producto de la política y el narcotráfico. A su vez, los partidos tradicionales continuaban con su clientelismo político y barato con el propósito de extraer votos en los sectores más populares del país. A partir de los años 80, Latinoamérica se veía inmersa en una crisis económica producto de relaciones con el exterior deterioradas y especialmente, por malas administraciones internas. Durante esta década, se tenían las peores visiones para la Colombia de antaño: Desde un golpe de estado hasta una guerra civil generaliza. Sin embargo, por suerte, estas predicciones fueron erróneas y Colombia con su gran capacidad de adaptación a los episodios de violencia mantuvo una de las economías mas consistentes y satisfactorias para la época.
Es de remarcar que al finalización del Frente Nacional fue un proceso gradual. Tras la elección de Julio Cesar Turbay en 1978, hubo ciertos arreglos con el partido perdedor (el Conservador). Estos arreglos se pueden catalogarlos como tráfico de influencias o como se le suele llamar coloquialmente, mermelada política; dónde todas las partes reciben una porción del pastel. El mandato de Julio Cesar no fue destacable, una guerrilla resurgida en su actividad y una economía en declive sesgaron las características de este habilidoso manipulador político. Este deterioro administrativo promovió la victoria del conservador Belisario Betancourt, quien por un corto margen de votos llego a la presidencia en 1982.
Belisario, un antioqueño de pura cepa que encargaba a la perfección con los estereotipos de su tierra, era conocido como un progresista durante su mandato. En aquel entonces el partido conservador era minoritario por lo que recurrió a liberales descontentos para lograr ganar las elecciones. Ya una vez ganada, al igual que su predecesor, continuó con un Frente Nacional atenuado donde otorgaba el 50% de cargos públicos a la bancada contraria (al partido Liberal). Para el siguiente periodo presidencial (1986-1990), la victoria fue para el liberal Virgilio Barco, quien trató de otorgar de nuevo un volumen de cargos públicos a los conservadores. Ante el rechazo de estos a la proposición, la administración fue unipartidista (Cosa que no sucedió desde 1953).
Barco era egresado del MIT y consumado político tecnócrata, trato de dar un papel de oposición leal a la bancada izquierdista tras un análisis cimentado en que el poder compartido del Frente Nacional no hizo mas que reducir la confianza en el sistema político de la época. Cesar Gaviria, por otra parte, abandonaría esta práctica del Frente Nacional al ensamblar un gobierno de unidad nacional.
Gaviria promocionó la redacción de una nueva carta magna aun en años previos a su mandato. A principios de los años 90, la percepción de las instituciones del Estado no era la mejor; ya que no se veían capaces de enfrentar los retos de esta nueva década. Este fue uno de los ejes problemas de esta Constitución, que de alguna manera intentaría disminuir tal percepción y, asimismo, generar una confianza nacional restaurada. Llegado el momento de la Asamblea, esta resaltaba por su carácter pluralista donde ningún grupo era mayoritario a otro. Según el propio Gaviria, esta constitución no contenía nada inaceptable según él, para Colombia. En lo social y económico, esta nueva Constitución resulto ser una combinación algo contradictoria de garantías y nuevos servicios con la devolución de funciones estatales a organismos locales. Sin olvidar, los cambios relativos a los derechos individuales, al sistema de justicia y otros asuntos constitucionales del país.
1.1) Violencia en medio de la normalidad
La violencia fue el mayor promovedor de la reforma constitucional. El término de inseguridad se usaba ampliamente en la Colombia de aquella época. Siendo el homicidio la principal causa que impulsó la tasa de mortalidad en 1986. El crimen proliferaba, ya sea por narcotráfico o violencia política, este estaba ahí y la población lo sentía en su vida diaria. Con base en lo anterior, surgieron los servicios de seguridad privada que no denotaban más que la ineficiencia del Estado en este tema.
El surgimiento de una ciencia social colombiana llamada "violentología" llegó a proclamar que en Colombia la cuestión que se vivía por aquella época era una cuestión de percepción. Puesto que el país siempre estuvo sumergido en la violencia (especialmente en sectores rurales), tanto así que terminó acostumbrándose a esta. En este orden de ideas, la población urbana tarde o temprano terminaría por convivir con esta problemática criminal.
El ascenso de la violencia fue acuñado supuestamente en términos como comunismo o al empobrecimiento de las masas. Sin embargo, si se se puede hablar de una correlación con la inflación y el creciente desempleo urbano, entre otras problemáticas que el Estado fue incapaz de resolver en los años 80. Aunque el Frente Nacional ya no existía, su espíritu sí que existía en los gobiernos posteriores; por lo que los nuevos cambios que podrían haber existido en la política colombiana, no sucedieron. Esto solo reafirmaba a la acción armada como un método para llegar a algo diferente.
El M-19 fue una de las principales causas de terrorismo urbano. Sus tácticas tenían una tendencia urbana, mas que rural; sin embargo, si logró consolidar algunos frentes en las zonas rurales. La historia esta escrita y, dentro de las guerrillas, esta fue una de las mas recordadas. Partiendo desde humillaciones al ejercito nacional tras ingresar a uno de sus centros y robar sus armas hasta la toma de diplomáticos extranjeros en la embajada dominicana, esta guerrilla buscaba impactar con sus actos criminales. No obstante, fue su mas grande intervención terrorista la que de alguna manera terminó por desintegrar el grupo guerrillero.
La toma del Palacio de Justicia fue un hito en la historia de Colombia. Esta toma buscaba de manera forzosa la respuesta del presidente Betancourt a unos cargos presentados y la reanudación de las negociaciones de paz. Su ejecución no tomo mas allá de eliminar a un par de guardias; pero, lo importante aquí fue el desenlace del acto. Un reprochable accionar desmesurado de las fuerzas publicas terminó con la vida de varios magistrados e insurgentes. Acto rechazado incluso por aquellos que no perseguían los ideales de la guerrilla.
Las FARC siguieron siendo la organización delictiva mas grande dentro de Colombia, llegando a tener cerca de 4000 efectivos en los años 80, aun con la atención extranjera recibida por el M-19. La dispersión de las FARC por en el territorio se consolidó especialmente en los territorios donde el estado ejercía poder débil; por consiguiente, esta guerrilla llegaba allí a ejercer una protección y justicia rudimentaria.
Por otro lado, el ELN, nunca compitió con las FARC, pero a su manera si desafió en gran medida a las autoridades colombianas. Aunque las fuerzas militares a comienzo de los años 70 contenían a este grupo guerrillero de alguna manera, este grupo nunca perdió realmente su influencia en el noreste colombiano. La llegada de compañías alemanas de explotación petrolera, solo proliferó el apartado económico de esta organización, cobrando extorsiones a la compañía cuando esta trataba de trabajar en el oleoducto que, para beneficio de los insurgentes, atravesaba su territorio. En consecuencia, luego de finalizado el oleoducto, periódicamente la guerrilla dañaba tramos de este en protesta de la alta generosidad del gobierno colombiano hacia las multinacionales extranjeras. Una actitud nacionalista propia del exsacerdote español que dirigía al grupo.
La historia de las guerrillas no solo tenía como protagonistas a los grupos ya mencionados, otros como el EPL también surgieron en su momento, solo que con actos menos llamativos. Algo de recalcar era la ausencia del actuar de las guerrillas donde predominaba la agricultura familia campesina (Boyacá y eje cafetero), su acciones se enfocaban en zonas donde predominaban los grandes terratenientes. En la práctica, ni siquiera un trabajo conjunto entre las guerrillas habría puesto en aprietos al gobierno colombiano. Al contrario, aunque las diversas ideas de la izquierda revolucionaria no llevaban un mismo rumbo, sí ganaba mayor simpatía en los lugares más olvidados y las poblaciones más vulnerables de la época. En aquella época de los años 80 las protestas eran ocasionales, aunque cabe resaltar que detrás de algunas de estas se encontraban grupos subversivos orquestándolas. Por otro lado, la radicalización de los sectores obreros creó la Central Unitaria de Trabajadores, la cual velaba en ejercer presión en las demandas laborales de manera vigorosa.
Un descontento surgía ante la incapacidad de las fuerzas gubernamentales por extinguir el accionar delictivo de las guerrillas. La percepción de una guerra que tomaba rumbos urbanos llenaba de desesperación a los mas altos jefes militares. Por tal motivo, las ciudades (Antes menos azotadas por la violencia) generaban una preocupación mayor dentro de las fuerza gubernamentales. Estas decidieron tomar medidas poco ortodoxas contra supuestos miembros o simpatizantes de izquierda. Estas medidas partían desde desapariciones forzosas hasta torturas. Aunque posterior a Turbay, estos actos fueron algo mas reprochados. La ofensa a los organismos de talla internacional que defendían los derechos humanos estaba perpetrada y esto, francamente, desmejoró la visión extranjera de Colombia.
Belisario Betancourt por su parte, optó por un enfoque radicalmente distinto. El dialogo entre el gobierno y las guerrillas debería ser el medio para consolidar una paz en Colombia. Esto no era bien visto por los jefes militares que veían con descontento las medidas del presidente colombiano. Tras una serie de diálogos, se logró un acuerdo bilateral no solo con el M19 sino con las FARC y el EPL.
Este proceso fue largo, Betancourt ofrecía amnistías favorables y otras opciones, en contra posición, las guerrillas exigían algo más. Esto se salía del control del presidente, por lo que en lo que a él le respecta, solo le quedaba ejercer presión en el congreso con el fin de aprobar lo que los subversivos pedían. Por otro lado, estas negociaciones perdieron su enfoque puesto que, pese a los esfuerzos de los altos mandos de las guerrillas y el estado, los subordinados que en algunos casos hacían caso omiso a la situación, desataban un ejercicio armado contra su oponente. Lo anterior llevo a la finalización de los acuerdos de paz con el M19 y el EPL.
La guerrilla de las FARC (quien no desertó del dialogo), por su parte creó un partido político llamado la Unión Patriótica (o UP) en 1985. Justo a tiempo para las elecciones de 1986, pero fueron derrotados en este espacio con solo un 4.5 % de los votantes a su favor. En las elecciones regionales de 1988 la UP logro consolidarse en 16 de las 1.009 alcaldías del momento. Los partidos tradicionales, como el Conservador, ganaron en Bogotá y Medellín, dominando en gran medida los entornos electorales.
Analizando que los diálogos de Betancourt no dieron los resultados esperados, estos fueron catalogados como un fracaso total. Sin embargo, era necesario intentar esto. Nadie cuestionó la buena fe del mandatario y atribuyeron a los subversivos el fracaso de los diálogos. En este momento, los grupos revolucionarios perdieron las oportunidad de llegar a una aceptación social. De manera inesperada, el M19 al verse un poco derrocado tras el asalto al palacio de justicia, entregó las armas a comienzos de 1990 para probar suerte en una contienda política legal. Quizá esto fue lo mas significativo de la etapa de Betancourt, ya que en su mandato, la situación de orden publico se complicó, incluso aún más que en períodos anteriores a raíz de la industria ilegal de la droga.
1.2) Droga: De la bonanza a la guerra
Durante 1980, Colombia resalto a nivel mundial y no precisamente por un tema grato. Se le catalogaba como la mayor exportadora de cocaína a nivel mundial, tanto así que se decía que superaba al café en materia de exportación y que los carteles controlaban todo el territorio colombiano. Por la naturaleza ilegal de la industria del narcotráfico, fue necesario adoptar medidas para calcular la producción en base al consumo en el extranjero; por otro lado, una tarea mas ardua radicaba en como distinguir los efectos de los narco dólares (ingresados al país bajo lavado de activos) en la economía en general.
La dificultad de analizar la bonanza de la droga y controlar sus consecuencias se vio aumentada gracias a la indiferencia de los colombianos en este negocio. Ya que, a pesar del volumen de exportación de la droga, esta nunca se acercó al café como empleador directo. Asimismo, el carácter ilegal de la droga magnificaba el desinterés de los colombianos. La droga inició en la Sierra Nevada de Santa Marta y comenzó su expansión a lo largo de la costa atlántica donde los agricultores veían un negocio mas lucrativo en la exportación de esta a EE.UU. Este impacto económico fue mayormente regional, aunque también fue los suficiente para disminuir el valor del dólar negro por debajo del oficial.
El boom de la marihuana fue muy corto, ya que Estados Unidos propicio una guerra contra las drogas obligando al gobierno de Turbay a ejecutar misiones de erradicación forzosa. Realmente se desconoce el alcance de las medidas de Turbay, no obstante, el mayor golpe a la exportación de la marihuana radicó en la producción local en Estados Unidos. Por ello, algunos agricultores regresaron a sus cultivos comunes, sin embargo, las organizaciones criminales detrás de la droga aun necesitaban como subsistir. Ellos vivían de criminalidad común en las ciudades de la costa atlántica, sin embargo, estas organizaciones fueron diluyéndose gradualmente. A la par de esto, el punto clave del comercio ilegal de drogas pasaba a situarse en Medellín tras un posicionamiento de la cocaína sobre la marihuana.
Una industria de los narcóticos bastante diferente a la anterior (Marihuana) surgía paulatinamente. En sus inicios, Colombia mas que productor era un comercializador del producto final de la pasta de coca semiprocesada proveniente del Perú y Bolivia. Esto de alguna manera provocaba que Colombia tuviese las mejores ganancias, ya que, se valora mas a quien procesa el producto final y lo distribuye que a quienes brindan la materia primaria.
Si bien, el alcaloide de cocaína se decía que era mas generoso con la economía colombiana que el propio café, esto no es estrictamente correcto. Ya que, la empleabilidad del café y su consumo interno siempre resaltaban de manera inequívoca. Por otro lado, el consumo de cocaína era mayoritario en el extranjero, pues el mercado interno solo se llenaba de drogas como el bazuco o el crack. En termino macroeconómicos, el hecho de la disponibilidad de los dólares en el mercado negro era un indicador claro de la importancia para Colomba. A partir de esto, el peso colombiano y el dólar no poseían una tasa de cambio desproporcionada a pesar de las problemáticas económicas de Latinoamérica para aquel entonces.
En cuanto a lo social se observaba una clase emergente producto del negocio de la droga, por ejemplo, Pablo Escobar y su organización criminal quien llegó a ser catalogado por la revista Forbes como el hombre mas rico de América latina. Una clase emergente ilegitima a partir de las drogas. Escobar por su parte, utilizaba el clientelismo para consolidarse como una figura pública; no obstante, si este hombre era popular entre la población civil por su benevolencia, en el apartado militar/publico era alguien que generaba violencia y el decaimiento de un estado mediante la corrupción. Esto fue mal visto por los ojos estadounidenses por lo que a comienzos de 1984 la política antinarcóticos se endurecía de la mano de Lara Bonilla (ministro de defensa de Betancourt). Bonilla, poco después fue asesinado a mano de las organizaciones criminales perjudicadas por su decisión. A partir de este suceso las políticas antidroga se endurecieron e inclusive el nacimiento de la extradición (fuertemente criticado por nacionalistas y los propios narcotraficantes) fue una herramienta útil en esta batalla. La violencia no cesaba. Uno de los golpes más duros al cartel de Medellín fue la muerte de Gonzalo Gacha, sin embargo, estos también golpearon a Colombia con el asesinato de Luis Carlos Galán.
La corrupción florecía de la mano de los sobornos por parte de los carteles. Sin embargo, los actos reprochables como aquel derribo de un avión civil por parte del cartel de Medellín eran imperdonables. A mediados de los años 80, esta violencia hacia la población civil y jurídica era tal, que manchaba para siempre la historia de Colombia. El surgimiento del cartel de Cali, menos violento, pero más orientado a la corrupción del estado, llevo a una guerra de carteles con el fin de acaparar el terreno del otro. Esta guerra también era vivida entre estos y la izquierda revolucionaria. Estos actores que un principio parecían dispuestos a cooperar (Por su ilegalidad) tornaban a una violencia mutua más marcada.
La violencia entre la izquierda y los carteles de la droga logró arrebatar en algunos sectores de Colombia el poder de las guerrillas, llegando a declararse algunos personajes de la droga (Como Fidel Castaño) en una guerra contra estos subversivos revolucionarias. Esto trajo consigo, territorios donde una falsa normalidad llegaba para favorecer la agricultura y la ganadería, pero donde varios campesinos sospechosos de colaborar con las guerrillas eran víctimas de tortura y asesinato por parte de los carteles de la droga. La venganza de los ahora hacendados del narcotráfico llevó a la aniquilación de varios miembros de la UP. Solo en un período de 5 años, más de mil militantes de la UP fueron asesinados por la creencia de que estos buscaban derrocar el poder desde adentro.
Con la llegada de Cesar Gaviria tras la contienda electoral de 1990, llego un programa de negociaciones algo similar al que sostuvo Betancourt con la izquierda revolucionaria. En este se daban beneficios entre los que se encontraban la no extradición a quienes empapados por el negocio de las drogas se entregaran y aceptaran un par de cargos. En un principio, pareció fructífero y mas aun cuando Pablo Escobar (mayor narcotraficante de la época) se atuvo a este programa. Por supuesto, la intención de Escobar radicaba en que una vez finalizada la nueva carta marga colombiana, la extradición será prohibida inequívocamente. Finalmente, Pablo Escobar escapó de la cárcel que fue construida para él y posteriormente murió a manos de las autoridades colombianas en 1993 tras una serie de interceptaciones a sus familiares.
Se decía en aquel entonces por parte de la critica nacional e internacional que el gobierno colombiano se había rendido a sus adversarios puesto que los había colocado en centros de detención con las mayores comodidades posibles a diferencia de los presos comunes y corrientes. Pese a la muerte de los altos jefes del narcotráfico, esta industria no paró. Inclusive incursionaba en nuevas drogas como la heroína. No obstante, la violencia si se redujo drásticamente, porque esta se limitaba a conflictos entre los dueños de esta industria. Para el colombiano promedio, este cambio se notó debido a que se redujeron los asesinatos a funcionarios del gobierno y personas inocentes. Sin embargo, un sinsabor rondaba a los colombianos, ya que estos no entendían porque eran ellos quienes ponían las muertes, si es en Estados Unidos donde prolifera el consumo.
1.3) El ritmo de crecimiento económico
Pese a la violencia desencadenada por la industria de los narcóticos, la economía colombiana florecía, mientras la situación latinoamericana de aquella época pasaba por lo contrario . Por obvias razones, la inversión extranjera fue cada vez menor debido a la propia desconfianza generada no solo por el narcotráfico sino también por los grupos subversivos.
Para 1978 Colombia logró su máximo registro en el PIB: 8.8 %. Esta cifra era propiciada por una industria cafetera en auge, cuyos métodos se modernizaban constantemente y con el acompañamiento de la Federación Nacional de Cafeteros, nuevas técnicas avanzadas para los cultivos generaban un gran impacto en la macroeconomía colombiana. Esta tecnificación significó una activa participación en el negocio por parte de los grandes hacendados que empleaban mano de obra asalariada; todo lo contrario, a la tradicional y típica familia cafetera de Juan Valdez. No obstante, esta forma tradicional no fue excluida del escenario puesto que las grandes haciendas poseían otro productos a parte del café. En 1983, mientras otros países latinoamericanos poseían cifras negativas en su PIB, Colombia no bajaba la cabeza aun con un lamentable crecimiento del 1.9 %. Esto demuestra una vez más, la bonanza económica de Colombia a mediados de los años 80.
Cuando en 1989 se desmoronó el Pacto Internacional del café, le acompañó una desastrosa caída en los precios; sin embargo, los caficultores colombianos lograron hasta cierto tiempo, continuar recibiendo pagos por su café. Aunque es de valorar que por aquella época existía un fondo donde se destinaban parte de las ganancias de las mejores épocas de este producto con el fin de afrontar los tiempos de flaqueza.
Durante los primeros años de 1980, cuando la economía mundial llego a una etapa de recesión, el sector manufacturero se contrajo notoriamente. Entre 1979 y 1983 por primera vez en cincuenta años el numero de empleos industriales decayó de 517 000 a 472 000, es decir, alrededor de un 6 %. Mientras la industrial formal decaía (compuesta por firmas cuyas operaciones entraban en estadísticas gubernamentales), el sector manufacturero local relucía un poco, porque existía una tendencia a subcontratar empresas nacionales de poca envergadura. Esto aligeraba un poco los costos para el sector formal en ciertos procesos de producción.
La recesión industrial comenzó a ceder en 1984, cuando la administración de Betancourt ajustó la tasa de cambio con el fin de corregir la sobrevaluación del peso. Este personaje a su vez dio un nuevo vuelco al proteccionismo. No obstante, la industria en Colombia continuaba funcionando bajo muchas restricciones. Entre muchos problemas, se puso en práctica ciertas estrategias de exportación industrial por lo que, de manera sorpresiva, llevó a Colombia a ser líder mundial en la exportación de libros infantiles animados y gran exportador de prendar de vestir hacia Miami, Estados Unidos. Aunque no todo esto es para celebrar, puesto que varias de estas exportaciones fructíferas fueron producto de costos salariales relativamente bajos. Dados todos esas benevolencias económicas, a finales de 1980 se decía que abrir la economía al mercado mundial obligaba los industriales a aumentar su eficiencia. A tal punto de que aquellos que no lograran adaptarse, debían ser eliminados de su segmento. Esta iniciativa que inicio con Barco y se proliferó con Gaviria a tal punto que en el final de su mandato los aranceles se acercaban al 10 % y otras barreras arancelarias habían sido eliminadas. Como no pudo ser de otra forma, mientras aquellos que exportaban ganaban con estas medidas, los productores domésticos se veían mayoritariamente afectados negativamente.
En los siguientes años resultó ser el petróleo uno de los sectores mas prósperos, aunque este siempre tuvo un lugar importante en las exportaciones del país. Alrededor de 1976 este no daba abasto para el consumo nacional por lo que, para este año, Colombia paso a importar crudo. A la par de esto, el estado decidió implementar una serie de políticas con el fin de abrir paso a una exploración petrolera masiva donde las multinacionales extranjeras están en la capacidad de firmar contratos de asociación con Ecopetrol. El resultado fue inminente, debido a que no solo se dejó de importar crudo, sino que la exportación de este fue una realidad de nuevo. Aunque el precio del petróleo se encontraba reprimido, se estaba generando alrededor de 700 millones de dólares en 1988, una cantidad considerable de divisas. Este auge petrolero y cafetero, fueron los pilares que evitaron un golpe cítrico durante los problemas económicos de Latinoamérica.
El desarrollo petrolero fue una de las razones (considerada la mas importante) por las que el sector minero de la economía se expandió desde un 1 % del PIB en 1975 a un 3.88 % en 1988. Otros sectores como el de la explotación del carbón y níquel surgía de la mano de capital estatal, privado y extranjero. El níquel era el que sobresalía por su novedad en la economía colombiana llegó a ser una de las mas importantes exportaciones menor de Colombia alrededor del año 1982 pese a las fluctuaciones en su precio. Esta nueva explotación fue fruto de una colaboración entre el gobierno colombiano y un consorcio internacional.
Para esta época, este negocio de las exportaciones era casi tan lucrativo como el narcotráfico mismo. No obstante, este capital no recaía de manera proporcional en el país. Los colombianos de esta década no vivían de inversiones sino de salarios y jornales o del microempresas urbanas o rurales; es decir, el colombiano promedio, aunque si observaba un crecimiento económico en el ámbito nacional, no lo sobrellevaba bien en lo personal. Esta situación se agravó como consecuencia de que en los primeros años de 1980 las tasa de desempleo en las ciudades rondaba el 15 %.
Uno de los factores que influyó negativamente en una distribución correcta del ingreso nacional fue la alta tasa de inflación, que para la época se llego a promediar en 25 % anual. Esta inflación no solo fue el resultado de un pobre manejo del gasto público; sino que también estaba involucrada la incapacidad de la producción nacional para satisfacer una demanda de consumo creciente y estimulada por el aumento de las exportaciones. Algo positivo entre todo esto, es que al menos el país no sufrió la hiperinflación vivida por Argentina, Brasil y otras naciones latinoamericanas. Colombia no solo resaltaba en este apartado, sino que el manejo de la deuda externa dentro de todo lo mencionado era realmente memorable, ya que esta nación mantuvo los pagos de esta sin moratorias, sin omisiones y sin restructuraciones especiales.
Es posible afirmar que las sucesivas administraciones colombianas dirigieron la economía colombiana con moderación y habilidad técnica. Se puede decir que este relativo éxito fue producto de una política económica consistente a lo largo de los años. No obstante, siempre queda la duda de que hubiese pasado si, por ejemplo, Jorge Eliecer Gaitán hubiese vivido mas tiempo o si el general Rojas Pinilla hubiese ganado las elecciones de 1970, pero no se debe uno enfrascar en esta conversación porque son escenarios imposibles. Quizá fue el temor de los gobernantes colombianos a una hiperinflación lo que produjo alguno de estos aciertos políticos. Todo esto, a costa de un bienestar generalizado y el desvió de dineros destinados a programas sociales.
Por lo anterior, se puede deducir lo que se avecinaba: grandes fallas en el orden de bienestar social, especialmente en cuando a los temas de la salud. Actualmente, alrededor del 80 % de los hogares tienen servicio de electricidad, pero menos de 2/3 cuentan con agua potable. En cuanto a educación, apenas un penoso 7 % de la población rural llega a un nivel de secundaria. El ímpetu del régimen por generar una administración económica seria, termino por socavar su legitimidad al generar un ambiente de descontento generalizado en el país.
1.4) Una nueva sociedad que llega a la mayoría de edad
Con lo anterior se puede ver que la historia de Colombia no se resume solo a violencia de índole revolucionario o político. Como se revela claramente en el censo de 1985, hubo varios cambios a largo plazo. La urbanización aumentaba a un ritmo constante, llegando en este año al 67 %. En comparación del 52 % de 1965 y del 30 % del 1938. No obstante, este crecimiento urbano no solo se concentraba en las grandes ciudades (Bogotá, Medellín y Cali) puesto que las ciudades intermedias crecían mas que las mencionadas. La reducción de los nacimientos, llevo de una edad promedio en Colombia de 15.5 años en 1965 años hasta los 20 años en 1985. Lo anterior implicaba que Colombia esta cambiando de una manera constante.
Este censo de 1985 también demostró grandes avances en materia de educación nacional. La población colombiana para aquel entonces poseía un nivel de alfabetización mas alto y el acceso a la universidad era mejor. En otro elemento social, se observó a la mujer como una parte mas activa de la economía, llegando años más tarde al manejo de entre el 70 % y 80 % de las sucursales más importantes de ahorro y crédito del país. El servicio doméstico aún era una fuente primordial de empleo para las mujeres, pero algo increíble estaba pasando, se rumoreaba que las empleadas domésticas ya no estaban dispuestas a aceptar trabajos fatigosos con salarios paupérrimos. Denotando que la mujer reconocía su lugar y su valor dentro de la sociedad. La clase emergente de la que se habló anteriormente ya no estaba solo colmada de traficantes ilegales, sino de una clase baja con ánimos de mejorar su posición dentro de la sociedad.
Otro parámetro que cambió llego de la mano del sector eclesiástico, estos decían que la religión ya no se estaba viviendo como antes. Aun cuando los colombianos permanecían como una de las poblaciones más devotas de América Latina; sin embargo, los sacerdotes promulgaban que el interés por el sacramento de la confesión estaba siendo cada vez menos utilizado. Otro golpe a lo tradicional fue la vuelta a la legalidad del divorcio en 1976 y, posteriormente, en 1991 de la mano de la Asamblea Nacional Constituyente se acabó con el nombre colonial de Santafé y eliminó cualquier referencia al catolicismo como religión oficial de la patria. Siendo esto un golpe crítico al poder de la iglesia.
Colombia adoptaba un estilo de vida occidental, con detalles como la proliferación de las ensaladas en los restaurantes se indicaba tal premisa. En cuanto a lo literario, Gabriel García Márquez no podía salir de esta conversación. Los best-seller de su autoría lo condujeron en el año 1982 a ser el primer nobel de literatura. Su estilo "realismo mágico" en el que los mas impactantes sucesos eran comentados como situaciones normales, era inconfundible y sublime. No obstante, pese a que las obras de Gabriel han opacado artistas contemporáneos, Colombia siempre ha estado a la vanguardia del arte latinoamericano y la música, con la expansión de la cumbia en todo el continente.
El fútbol y los deportes en general se han tomado una importancia distinta. Personajes como Luis Herrera en el ciclismo o Helmut Bellingrodt con su medalla olímpica en lanzamiento de platillo demostraba que Colombia podía llegar a ser potencia en cuanto a lo cultural, deportivo y artístico. En 1989 para muchos colombianos quizá el suceso mas importante no fue la muerte de Luis Carlos Galán ni la guerra de Barco con el narcotráfico; sino algo totalmente distinto: el mundial de futbol de ese año.
Es importante resaltar que Colombia no solo consiste en guerra de guerrillas, sino en todo un país con más de 30 millones de habitantes que buscan ganarse la vida de manera legal.
2) Resumen del epílogo
A partir de la última década del siglo XX, la violencia relacionada con el narcotráfico parecía disminuir y la guerrillera también disminuía, aunque esta última lo hacía más lentamente. Estos dos temas causaban menos preocupación política que en los años 80. En cuanto a lo económico, Colombia poseía índices positivos, no exorbitantes, pero al menos constantes.
En materia política, la generación de la postviolencia liderada por Cesar Gaviria llegaba a la cima. Este señor se convirtió en el presidente mas joven a lo largo de todo el siglo XX y llenó su administración con figuras como un excombatiente del M19: Antonio Navarro Wolf. Navarro fue nombrado ministro de salud. Por otra parte, el Estado en si presentaba peligrosas debilidades en muchos aspectos y su legitimidad seguía siendo bastante cuestionada para aquel entonces. Colombia en esta época se media a si misma según los modelos llamados de primer mundo y con base en esto, es fácil deducir, que las condiciones de esa Colombia aún debía mejorarse.
A diferencia de otros mandatarios latinoamericanos, Cesar Gaviria no poseía un pasado populista que superar. Colombia salió victoriosa del populismo y el socialismo, si se le puede considerar así, tan común de los años venideros tras la mitad del siglo XX. En cuanto al apartado social, la imagen de Colombia como país controlado por una oligarquía es descomedido, aunque esto es común incluso dentro del ámbito interno colombiano.
A pesar de que Colombia no ha experimentado una revolución social como tal, ningún tipo de violencia le ha sido ajena. Los mismos partidos políticos han contribuido, a través de los años, a la propagación de la violencia, cuya recurrencia más importante, representa el fracaso del sistema político. Finalmente, los dos partidos tradicionales acabaron sus conflictos cuando la cabeza del M19 entro a integrar un gabinete ministerial.
3) Reflexión
La historia Colombia se ve constantemente envuelta en la violencia. Aunque los actores de esta han cambiado con el paso de los años. Desde los mismos colombianos en las guerras civiles en el silo XIX hasta los narcotraficantes en los años 80, el derramamiento de sangre ha sido constante y voluminoso, ante los ojos de los colombianos y del mundo entero.
Es interesante observar como en Colombia parecía que se sobrellevaba la situación si uno se fija en los datos económicos, como lo es el PIB, y aún así estar enfrentando conflictos internos. Siendo hasta horrible leer en cualquier documento acerca de la historia de Colombia la cantidad de vidas perdidas y derechos humanos vulnerados que lleva consigo esta nación, ya sea por culpa de los grupos subversivos o las fuerzas de la ley. Sin embargo, la historia debe ser repasada para entender que errores no cometer, ciertamente no se puede cambiar el pasado, pero sí se puede evitar cometer los mismo errores e ir aprendiendo de ellos. Todo esto para buscar crecer como sociedad.
Una de los principales problemas que se evidencia en el texto es integrar todas las opiniones y pensamientos, puesto que es muy probable que en algún punto, la opinión de alguien sobrepase la de otro. El colombiano históricamente conoce la violencia como el método más efectivo para llegar a su éxito, esto se puede ver tanto en la violencia política como en la violencia ideología enmarcada por la guerrilla.
Referencias
[1] D. Restrepo Cano, "Apuntes sobre el libro “Colombia una nación a pesar de sí misma” de David Bushnell", 2018. [Online]. Available: https://www.revistaelipsis.com/apuntes-sobre-el-libro-colombia-una-nacion-a-pesar-de-si-misma/. [Accessed: 22- May- 2021].
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